Caminando de cabeza

Que fácil pensar en caminar
cuando tenemos las palabras
y esos sueños tuyos dejas pasar.

Acostumbrarse al duro camino
de piedras calientes y no pensar
como es que te queman las manos
y obedecemos sin criticar.

Quiere vendernos lo que pisamos
aunque se encarga de prender carbón.
Quiere comprar lo que pensamos,
sacarnos del camino el muy cabrón.

Desde lejos dice ser la ayuda
haciéndonos caminar al revés
con las manos en la roca dura
que el calienta mientras no lo ves.

Apaguemos ya esa caldera
de distantes papeles sin valor,
caminemos como antes era
y que el canalla vuelva a su lugar.

Tu sujeta sus pies para quemar
al tirano en su sillón dorado,
mientras el llora vamos a celebrar.

Soneto N°2

Si en el fuego cayese el infierno mismo,
si en los cielos del señor existiese el mar,
si en mis manos estuviese tu destino…
por tu bella mirada no habría de clamar.
Si de las rosas lloviese yo a tu lado,
el cielo infinito a ti te podría cantar.
Si en el cristal el futuro está borrado,
nuevo futuro en poemas por declamar.
Cuando no está el cielo y todo es nublado
en tu fuego quisiese poder descansar,
mirarte por siempre a ti a mi lado
y jurar que por siempre te voy a velar,
pongo yo mi alma en tu sepulcro cerrado
que en la vida y en la muerte te voy a amar.

Huella de un sentir

Una noche solitaria Él caminaba, sin persona ni enigmas, ni un alma que estorbara, Él padecía de dolor de sentidos, privación de olvido y aun peor de existencia simple y burda, esa noche el caminaba transformado en humano.

Frotaba sus cienes con dolidas rocas de papel llenas de agua negra, dulce, toxica y transparente como el duro aire en el. Luego de media hora, dos minutos y 57 segundos, notó lo frágil del tiempo, esa semana ya no era media hora. Su gris mirar contemplaba los meses y poco a poco cayó enfermo por los años de andar.

Que frágil que era, bastó sentir cada segundo tan largo como un día y los días como un quebrado suspiro al aire impuro que lo matará en ese momento.

Cuando Él miró tras de si, recordó cada misero paso antes de ser, o mejor dicho ya no ser el humano que nunca comprendió. Vio en un sutil pétalo de pobre alzado su primer y ultimo paso, vio nacer en sus ultima bocanada el primer olor de la vida, el placer de reír…el placer de llorar.

Ya en su más remota y austral lagrima se despide del que su historia escuche, su descendencia y entendidos que nunca entendieron su andar, sus suspiro del alma inexistente, su suspiro de alma mortal.

Aunque invierno siempre caiga

Se aproxima la brisa
dulce y placentera
cálida y como tú, hermosa.
Una palabra, una risa,
un canto sereno,
en un largo reflejo, dulce risa.
Ameno panorama
aunque invierno siempre caiga
bajo el cálido brazo
invierno cae al ocaso.
Dime…Tú dime,
solo dime laguna de día
¿por qué no hay tarde sombría?
Se aproxima la brisa,
dulce y placentera, hermosa,
como tú, chica buena moza.

Recuerdo de una muerte (capitulo 2)

Trato de calmarme, pero la imagen sigue en mi alborotada mente. Nunca antes desperté de tal manera, mi cuerpo frío y empapado temblaba fuertemente. Mis ojos inyectados en sangre a puntos de romper en llanto, miraban desesperados toda la habitación en busca de algo. ¿Que buscaban?, no lo se, quizás plumas, vidrios, o algo que demostrara que aquello fue real. La pesadilla no fue etérea como otras veces, cada detalle en la cara de Alexandra, ver sus ojos, aunque endemoniadamente rojos y vacíos me recordaba su tiempo en la tierra de los mortales. El contacto, ¿como pude sentir su fría piel tocar la mía?. Era solo un sueño, uno muy corpóreo y real.

Miro a mi puerta en busca de señal alguna , ningún alma posaba sus pies en esa habitación durante años, solo el desamparado espíritu quebrado que por las noches solo dormía y de día solo existía aunque sin saberlo realmente. Miles de recuerdos abarrotaron en un segundo mis pupilas, el miedo no era el mismo que el unos segundos, ahora sentía el temor de no vivir, un silencio espantoso penetraba cada milímetro de piel, el frío inexistente inquietaba y los fugaces recuerdos lentos en mi mente destruían a su paso, uno por uno, sin piedad y en armas mortales, cada pieza de confianza, ya no quería si quiera estar de pie, la ventana me miraba, el suelo me devoraba lentamente y yo sin saberlo, las murallas amenazaban en aplastar y el tejado se despedía cruel y riendo para no celar ya mas nunca mi destruida y encogida capa de vida y lanzarla al profundo espacio, gélido, solitario, y desconocido.

En ese momento no sería una pésima idea, el cuerpo del cosmos era igual a como yo, un maldito condenado y solitario, frío como solo el mas frío de los hielos polares puede ser y misterioso incluso para si mismo. Cada segundo de depresión se acumulaba con el terror, gota tras gota, pensaba en como dejar de sentir, un segundo bastaría de tranquilidad y el mundo, mi mundo sería mejor…

Algo duele en la espalda, miró fijamente el techo, clavado con sus ojos inyectados en sangre en un punto del infinito que deseaba tocar, su cuerpo yacía inmóvil, no respiraba. La muerte escondida se asoma en sus ardientes cuencas, saluda con una mueca grotesca y burlona, ¿Como imaginas a la dueña de toda vida? Ni aunque la vieras como el en ese momento podrías saberlo, una pútrida mano hermosa llena de yagas y flores marchitas tocó y acaricio el pómulo del cadáver en vida que al infinito miraba, se dejaba seducir lentamente, la sombra encapuchada escondía cada símbolo de belleza, un aire desolador atacaba cada una de sus pieles rotas y ancianas por el tiempo, era ver el sufrimiento de la vida, o el intento de existir que llamamos vida. Seductora, con su otra mano acaricia el pecho del inmóvil, ásperas portadoras de putrefacción ungían desesperanza en el ser que ya no era, que poco a poco tornaba su pálida piel joven y viva, en papel frágil como el tiempo casi transparente y sin brío, gris y nauseabunda piel de muerte en vida que anhelaba solo reconocer que su amada Alexandra solo eran sus palabras sin cumplir, sus deseos y frustraciones, su mediocre existencia sin propósito, inútil vida sin recursos ni talentos, solo llantos y unas malditas y horribles hojas que de nada servían. Palabras vacías, otras tan feas como su no melodioso cantar a los cielos, su vida era un fracaso que ahora acababa en un burdo sueño infantil, donde la muerte ahora encima de el devoraba piel y hueso mientras el resto de alma retorcida y sin sentir observaba sin llorar ni quejar. Alexandra ni en muerte ni en vida logró alcanzar y ahora, como todos en algún momento un eterno descansar, reposar de la delicada tela de vida que no supimos aprovechar, y ahora tu que con cada letra que lees disfrutas de la muerte, solo te advierto algo, nunca a Alexandra lograras alcanzar, es solo la barrera de la muerte, la trampa mortal que de preámbulo a la cena de la caprichosa ha de servir, solo por eso te condeno a servir el plato de la gula cuando llegue y prepárate que algún día llegará tu final y si buscando a Alexandra vives o no vives por lo mismo, te juro por tu misma vida que has de sufrir los embates de la muerte vacía y sin vida.

Solo unos trozos de vida le quedaban, caprichosa ella llama a la bestia de su pesadilla, la que sus ojos lo atormentaron y cautivaron antes de despertar para morir, Alexandra saboreaba cada sobra de huesos,carne y sangre en su víctima.

Nunca mas…

En sus brazos

Aguarda solo un momento,
permíteme que en el alba,
o mejor en todo el firmamento,
en el instante mismo besar tu alma.

Cobíjame y abrázame con calma
ven, cobíjame ángel de la guarda
con eternas caricias y sin armas
mas que nuestro amor y una alabarda.

Ante todo sujétame bella y sabia,
que por mi alma vienen serafines
oscuros, destructores, grandes tentadores.
Mi amor por ti miran con rabia

Abrázame aunque sea solo con tus ojos
coloridos en vida y alma, que sentir quiero,
y solo espero que no sean pocos,
tu cálido pecho apretado contra mi fuero.

No siempre es fácil entender

…“Es simple”.- Decía el mientras ella simplemente no entendía palabra alguna. “En verdad no se que haces para no saber”.-Clamó resignado rascándose la cabeza y apenas mirándola a los ojos. En ese momento un ave atravesó volando la ventana abierta de par en par, se posa en la mano de ella y se desvanece convirtiéndose en un puñado de arena tan suave y blanca como la nieve.“¿Ahora lo entiendes?”.-Dijo mirándola con mayor seguridad a los ojos, pero sin dejar de vacilar. Ella atónita por lo que vio cubrió sus ojos y comenzó a llorar un pequeño río de pétalos rosa que lentamente amenazaba con llenar la habitación. 
El le sonríe y ella sin entender el por que. Nuevamente la mira a los ojos y ambas almas se conjugaron y volvieron en si en menos de un segundo, ínfimo momento que bastó para que el río se tiñera de transparentes aguas y la arena volviera a vivir, mas ahora en un corazón pequeño y delicado que palpitaba sin sangre y sin cuerpo en medio del escritorio.
Juntos tragaron nerviosos, la escena cambiaba, la luz mutaba a noche y las velas que ahora los empapaba de un suave vaivén de cálidos colores relucían en medio del paisaje oscuro de la campiña, el se arrodilla y sin mas acto que mirarla a los ojos sin soltarla un segundo extiende la mano cubierta de rozas y otras preciosas flores, una carta tallada a mano con tinta y papel y unos dedos que temblaban nerviosamente al contacto de las hojas. 
Se levanta mirándola, sin despegar los ojos y se acerca delicadamente…
A los cinco minutos ella no despierta y el desespera, la ambulancia tardando mas de lo común dejándola morir ahí, sofocada por el tormento de todavía no entender.

Sin palabras

En verdad, siento que es tu culpa.
Las palabras mueren,
caen, y se van.
En verdad, siento que es tu culpa.
Nada puede si quiera,
cuando tu estas.
En verdad, se que es tu culpa. 
¿Como te lo digo?

Llueve y no nace, llueve y no lo siento, 
quiero solo perderme
y contigo perder el aliento, 
con el roce de tus ojos
y tu mirada encenderme.

En verdad, siento que es tu culpa.
Larga es la agonía,
el papel no disfruta.

¿Como decirte que es tu culpa
Sin atravesar el vidrio
gritando que mudo
y sin palabras
tu me dejas?

Se que es tu culpa…

Dedicado a ti Camila, que me dejas todo el tiempo sin palabras.
Te Quiero!

Ciego por tus ojos

A cada momento recuerdo lo que no quiero. Detesto aquella fría mirada que no me deja respirar, quisiera que mis ojos no sintieran ese dolor al ver la gélida y penetrante mirada ausente en las palabras de todos. Cráteres profundos en las agitadas aguas de mi mente, ¿por que tengo que sentirte si no estas presente? Solo quiero saber ¿por que te necesito sin siquiera conocerte? Solo quiero saber.

Dame tu mano y sentémonos a la orilla de la luna viendo como las estrellas desfilan danzantes y hermosas como siempre las tocamos, viendo en la piel de cada una suaves pétalos de roza que adornan pacíficamente sus preciosos cuerpos etéreos e inexistentes como tus caricias y tus besos, los mismos que ahora añoro desesperadamente al igual que el viajero perdido clama por agua de vida…yo lloro por tus palabras e íntimos roces.

Quiero alcanzar mis ojos y arrancarlos de la montaña, dejar de buscar esas reliquias de leyendas poco creíbles, imaginar que ya nada existe y seguir mi camino en el horizonte. Pero solo quiero abrazarte y dulce como mil granos de azúcar en la sinfonía de nuestras lágrimas bajo la lluvia besarte en tus recuerdos y borrar todo mal del pasado, hacer que el amor sea ciego nuevamente, solo sentir al otro, besarte con mis manos vacías y llenarlas de euforia. Ya no existes, nunca estuviste, solo te pensé.

Quiero ver como duermes a mi lado, amarte como nunca nadie lo hizo eternamente acariciarte aunque sea en un segundo, amarte indignamente y no ser correspondido como ultima elección, pero al menos saber que existes y no estoy solo en este mundo de largas lenguas de fuego sin control, que giran y giran dando volteretas en mi ya destrozado suelo.

Es el tiempo el que suena en mi ventana, moviendo ramas y limpiando el polvo del piso, revelando lo oculto por la misma tierra que me cegaba en mi propio hogar, me hace ver tu cara pero nuevamente quedo ciego por la luz que irradia tu imagen en mi patio, algún ángel te trajo a mis puertas y estoy ciego nuevamente y no te puedo ver. Tu estás perdida y yo conozco tu hogar, déjame llevarte a el, pero preséntate como la que encandila mis razones y que lograba mis lágrimas lloren por el desconsuelo eterno de no saber quien eras ni donde estabas. Solo en ese momento lograré ser feliz.

El libro (parte 2)

Ella quita rápidamente sus ojos de los mios, la apenada sonrisa en su expresión me decía algo. Me aventuro en saludarla; quizás hablar un poco, sobre el clima, sus gustos, conocerla y seguir viendo esos ojos. Bacilo al intentar pararme, su espontánea ternura me tenía un poco tembloroso.-¿Qué hago?. Me digo en voz baja. Intento ponerme de pie, pero una extraña sensación me impedía ponerme de pie. Tercamente me pongo de pie y me dirijo lentamente al arbusto donde ella se escondía.

Aclaro mi garganta para hacer notar que quiero que me mire, amablemente y con mis mejores palabras la saludo, grande fue la sorpresa al recibir la misma respuesta tan amablemente con su tranquila y temblorosa sonrisa, su melodiosa voz me recordaba una antigua serie que veía de mas niño, la personaje tenia una voz tan hermosa, simplemente perfecta y ahora la vuelvo a escuchar de la boca de alguien real, fantástica y preciosa. Le pregunto si puedo sentarme junto a ella, me hace un sutil ademán mientras me dice que si.

Como si por años nos conociéramos y viejos amigos de infancia fuéramos, charlamos tan amenamente mientras yo la miraba a los ojos cuando hablaba. Le pregunto sobre el libro que traía, me relata tan vivamente que ese es su libro favorito sobre personajes e historias que sinceramente no entendía, sus labios tan gráciles al hablar me distraían a cada momento. El tiempo se hacia nada junto a ella, terminamos tan cerca el uno del otro, yo la abrazaba cálidamente y la mantenía entre mis brazos, siento nuevamente aquellos granos de café tostado que me examinaban, le devuelvo la mirada y fue en ese momento culmine donde la sensación se hizo materia, sus labios susurraban bésame, el viento dulcemente soplaba nuestros cabellos, palpitaban nuestros corazones al ritmo de las nubes que se despedían en la noche. Ese beso fue tan largo como sus cabellos, infinitos en el firmamento, mis ojos cerrados soñaban con los suyos, cada segundo incontable y eterno, pero al mismo tiempo tan corto como la vida.

El sol se perdía y las nubes se oscurecían, el violeta intenso grabado en mi memoria como el sabor de su boca. Llegó el momento de despedirnos, tomo su mano y la acaricio alargando el momento, me sonríe dulcemente y me besa en la mejilla, me regala su libro de historias. Me encarga que lo cuide y se lo de la próxima ves que la vea en el mismo lugar. Su silueta se perdía en aquel horizonte de arboles y nubes, y yo miraba perdido en el momento a ese amor tan fugaz. En un agitado salto despierto de mis fantasías, ya era tarde, casi oscurecía por completo y yo acostado en el frío césped con el viento congelando mis mejillas. Miro en busca de ella, ni si quiera sabia su nombre, pero quería saber si aun estaba ahí, busco desesperadamente el arbusto donde hablamos largamente, ni si quiera el mínimo rastro de ese manojo de plantas. ¿Fue todo un sueño?, esto no podía ser real, aquella interminable mirada nunca existió.

Me paro triste y comienzo a caminar a mi casa, el frío acechaba y mis manos se congelaban, busco abrigarlas en mis bolsillos, cuando el solido tacto me paralizó, el libro estaba en ahora en mis manos esperando a ser leído y devuelto.